lunes, 17 de marzo de 2014

LACAN: DESARROLLO DEL YO "ESTADIO DEL ESPEJO"


Refiriéndose a la experiencia del yo en psicoanálisis, Lacan dice: Experiencia de la que hay que decir que nos opone a toda filosofía derivada directamente del cogito (Lacan 1996). Al nombrar el cogito, Lacan se refiere a la conocida frase de Descartes en el Discurso del Método pienso, luego existo, que en latín es justamente cogito, ergo sum.
Lo que equivale a decir que donde soy el sujeto del inconsciente, ahí no pienso, piensa si acaso el inconsciente, piensa el eso, pero no yo; y donde yo pienso, ahí el lugar de mi ser está vacío, ese yo que piensa está, como veremos, fundamentalmente alienado en el otro lado del espejo: no está, de ese ser no hay nada. Es así como Lacan presenta uno de sus conceptos fundamentales, el del sujeto dividido, barrado o escindido.
Lacan basa su teoría del estadio del espejo en la siguiente observación: "la cría del hombre, a una edad en que se encuentra por poco tiempo, pero todavía  un tiempo, superado en inteligencia instrumental por el chimpancé, reconoce ya sin embargo su imagen en el espejo como tal". La edad en cuestión va desde los seis a los dieciocho meses, y Lacan observa que el reconocimiento va acompañado siempre de una expresión jubilosa en el niño, de actividades lúdicas según la edad. A los seis meses, el niño puede ser todavía  un la


ctante, que no tiene coordinación de su cuerpo como para dominar su postura, ni dominio de la marcha y mucho menos, la capacidad de ponerse de pie por sí mismo; sin embargo, si tiene un espejo cerca puede sentir interés como para gatear o arrastrarse hasta encontrar una posición que le permita obtener del espejo una imagen instantánea de  mismo.
Por otra parte, se observa el hecho de que la cría del hombre nace prematura, en el sentido de que muchos de sus rasgos son al nacer y durante un cierto tiempo todavía  fetales, y sus consecuencias en cuanto a la duración de la situación de desvalimiento en que el niño se encuentra, mucho mayor que en cualquier otra especie; de este hecho surge la noción de cuerpo fragmentado, que viene a describir la impotencia de coordinación motriz del niño. Basta observar el pataleo descoordinado de cualquier bebe y pensarlo en relación con el deseo que lo anima para poder observar este concepto.
Tenemos pues un niño sumido en la descoordinación motriz, en el cuerpo fragmentado. Cuando se mira en el espejo, sin embargo, se mira con sus ojos, que resultan no estar afectados por la prematuración, y su expresión es jubilosa, consecuencia del reconocimiento de su imagen como tal en el espejo. Y aquí viene el punto clave de la argumentación: aquel que el niño mira y reconoce, ese que le imita tan bien, y que tarde o temprano descubrirá que es  él mismo, o su imagen, para hablar propiamente, ese no descoordina, no tiene cuerpo fragmentado; su imagen se le aparece entera, dotada de una unidad que  él no puede atribuir a la percepción de su propio cuerpo. De aquí se deriva el contento del niño y toda una serie de otras consecuencias.
Basta para ello comprender el estadio del espejo como una identificación en el sentido pleno que el análisis da a este término: la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del término antiguo imago”. (Blasco, 1992)
En efecto: ese otro que le mira tras el espejo y que le cautiva, pronto aprendería que es  él, incluso se le dirá:Mira, ese eres tu ́” señalándole la imagen. Imagen entera de un cuerpo que no se percibe como siendo entero, imagen que anticipa una maduración del dominio motriz que por el momento no se tieneEres : imagen pues de mí,  imagen de mi yo, imagen del yo. La primera identificación imaginaria. De donde Lacan deduce:esa primera identificación ante el espejo es clave para la formación del yo, es literalmente originaria y fundadora de la serie de identificaciones que le seguirán luego e irán constituyendo el yo del ser humano.
Sin embargo, a la vez que originaría, esa primera identificación es en sí profundamente alienante:
        1.- el niño se reconoce en lo que sin duda alguna no es  él mismo sino otro;
  2.- ese otro, aun si fuese  él mismo, está afectado por la simetría especular, condición que luego se reproduciría en los sueños;

  3.- aquel que se reconoce como yo no está afectado de mis limitaciones,  él no tiene los problemas que yo tengo para moverme.
Aquí Lacan dirá: esa es la matriz del yo ideal; y: eso jamás se alcanza, a ese lugar tras el espejo en el que todo va bien solo podrá tenderse, a lo sumo, asintóticamente. Esta forma por lo demás debería más bien designarse como yo-ideal, si quisiéramos hacerla entrar en un registro conocido, en el sentido de que será́ también el tronco de las identificaciones secundarias.
Esre suceso se convierte en matriz de todas las identificaciones que vendrían luego: cualquier otro a quien yo ame en algo, aquel a quien vea con buenos ojos, narcisismo ya desde Freud, estará para mí en el lugar de esa imagen alienante en la que confluyen mi ideal del yo y mi cuerpo sin fragmentar. Es por eso que Lacan puede decir (La agresividad en Psicoanálisis) que en el momento en que al otro ya no lo amo sino que deseo agredirlo lo que está en la base de mi agresión es el retorno a mi cuerpo fragmentado: en el momento en que ya no se sostiene la identificación con el otro, la imagen falla.
Este momento en que termina el estadio del espejo inaugura, por la identificación con la imago del semejante y el drama de los celos primordiales, la dialéctica que desde entonces liga al yo con situaciones socialmente elaboradas. El yo se precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica de laidentificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto.


Referencias:
   Blasco, J. Conferencia “El estadio del espejo: Introducción a la teoría del yo en Lacan” 22 de octubre de 1992Tomado de http://www.epbcn.com/personas/JMBlasco/publicaciones/19921022.pdf el 12 de marzo del 2014
   Lacan, J. Escritos I, El estadío del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica. 1966. Tomado de http://www.pueg.unam.mx/diversidad/images/stories/pdf/M_VI/lacan-espejo.pdf el 11 de marzo del 2014.

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